sábado, 23 de abril de 2016

Informe: Efectos y consecuencias del abuso sexual infantil

Informe: Efectos y consecuencias del abuso sexual infantil



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sabrás más de nosotras





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Experiencias saludables de mujeres mayores en Latinoamérica










Cuidando el Cuerpo















Informe: Efectos y consecuencias del abuso sexual infantil

Miércoles 9 de mayo de 2012, por Mujeres para la Salud









El abuso sexual es otra forma de abuso
de poder, la peor de todas, especialmente cuando
se manifiesta sobre niñas y adolescentes. Un
abuso de poder que marcará su vida, especialmente
cuando el abuso se convierte en violación.
El abusador/violador se refugia en el secreto,
que le protege y le permite repetir la misma
actuación con otras niñas de su familia. Porque
aunque sea descubierto por algún otro
miembro de la unidad familiar, el hecho de hacerlo
público es tan espantoso que generalmente
callan para proteger la imagen de la familia.
Esta ley del silencio agudiza los efectos y las
consecuencias que la víctima sufrirá durante
gran parte de su vida. Por eso es tan importante
que hablemos de la existencia de los abusos
sexuales y los reconozcamos como un problema
social que hay que abordar.



Las familias incestuosas mantienen
una ley del silencio tan férrea como la mafia.
Si surge alguna mujer lo suficientemente valiente
como para hablar de ello, generalmente
descubrirá que otras mujeres de su familia también
han sido abusadas y chocará contra la
negación a hablar de ello fuera del seno familiar.
Desde nuestra experiencia terapéutica,
hemos constatado que muchas de estas familias
incestuosas tienden repetidamente a relacionarse,
“a casarse”, con integrantes de otras
familias incestuosas, como si haber vivido esa
experiencia dotara de una intuición especial
para escoger a seres afines, algo así como una
comunicación no verbal, un entendimiento tácito.
Y, si no se toman medidas para luchar
contra el secretismo de estos abusos domésticos,
el número de familias incestuosas seguirá
creciendo y expandiéndose.



Frecuencia



El caso de Eva no es un hecho aislado.
Los abusos sexuales generalmente ocurren a
lo largo de mucho tiempo, meses o años. Se
producen en todas las clases sociales y son
muchas las niñas y niños afectados. Estimamos
que entre el 20 y 30% de las mujeres han
sido abusadas sexualmente en su infancia o
adolescencia. Sin embargo, el silencio y el
secreto que rodea a estas experiencias, y que
permite que se sigan repitiendo, nos hace pensar
que son casos raros. Pero no lo son, de las
800 mujeres que, como media, acuden anualmente
a “Entre Nosotras”, aproximadamente
300 han sufrido abusos sexuales y/o incesto
en su infancia o en su adolescencia. Pero el
conflicto está tan profundamente enraizado en
ellas, que la mayoría no lo expone en la entrevista
inicial, sino que vienen al Centro solicitando
otro tipo de servicios. Es en el transcurso
de la terapia cuando expresan y/o recuerdan
los abusos vividos.



El mayor impacto para las mujeres que
han sufrido esta experiencia es el efecto que
tiene en su salud mental. Estos abusos quedan
tan profundamente grabados en el interior de
las niñas que los sufren, que hasta ellas mismas
los olvidan durante muchos años. Solamente
un 5% de las mujeres que acuden a nosotras
(unas 15 mujeres anualmente) expresan
directamente los abusos o el incesto. El
resto vienen pidiendo ayuda para otro tipo de
problemas: malos tratos, depresión, autoestima,
mala relación de pareja, etc.



Etapa en que se dio el abuso sexual



- Infancia 44%



- Adolescencia 24%



- Edad Adulta 29%



- No específica 3%



Efectos y consecuencias



En las primeras sesiones registramos
los síntomas que experimentaron durante su
niñez y adolescencia, cuando sufrieron los
abusos sexuales, síntomas que coinciden con
la sintomatología propia de un estrés postraumático.
Miedo, problemas para dormir, pesadillas,
confusión, sentimientos de culpa,
vergüenza, ira junto con la incapacidad de
manejar estas emociones. Los peores efectos
se presentan cuando es el padre el abusador,
porque en ese caso la niña además pierde
la confianza en el ser que debe protegerla
y que representa su seguridad. Estas niñas se
quedan indefensas frente al mundo masculino
porque mezclan el sexo con el afecto, con
el cuidado, el poder y el cariño. Y todo esto
en secreto.



Durante la pubertad, la mayoría padecen
muchas de estas secuelas: dolor de estómago,
problemas de concentración, dolor de cabeza,
trastornos en el sueño, fuertes molestias en
el ciclo menstrual… junto con una pobre autoestima,
odio a su propio cuerpo, depresión, fobias,
ansiedad, comportamientos auto-agresivos y
autodestructivos, llegando a mutilarse con cortaduras,
quemaduras o golpes…



Y cuando se hacen adultas, estas mujeres
generalmente presentan un cuadro de
estrés postraumático crónico. El miedo y la
desconfianza persisten y el hecho puede reaparecer
en pesadillas y escenas intrusivas de
recuerdo.



Muchas de ellas tratan de protegerse
de estos síntomas dolorosos apartándose de las
relaciones sexuales. Padecen depresión crónica
y a veces se ven impulsadas a buscar alivio
en todo tipo de adicciones (pastillas, alcohol…),
episodios de automutilación y tentativas
de suicidio. También presentan sentimientos
negativos acerca de sí mismas, del sexo y
de los varones, sentimientos generalizados de
ansiedad y desconfianza, dificultades para establecer
relaciones sociales, y cuando lo hacen,
presentan una tendencia a mantener relaciones
insanas, con malos tratos y problemas
sexuales. (Los varones que han sido víctimas
tienden a ser abusadores y maltratadores,
mientras que las mujeres tienden a ser maltratadas
y nuevamente abusadas).



Las mujeres que han sido víctimas de
abusos sexuales suelen tener además mala salud
o problemas psicosomáticos derivados de
su actitud negativa hacia el propio cuerpo.



(Grafico: efectos del incesto en las mujeres)



Nivel de incidencia del abuso



Generalmente el daño causado por el
abuso y su impacto a largo plazo está relacionado
con varios factores:



  • A mayor diferencia de edad entre víctima y
    agresor mayor es el daño.
  • La naturaleza de la relación de
    parentesco entre la víctima y el agresor está directamente relacionada
    con la percepción de los daños por parte de la víctima; los abusos
    perpetrados por el padre o el padrastro son con mucho los que producen
    mayor impacto a largo plazo.
  • Experiencias de abuso durante un tiempo prolongado agravan el daño.

  • La reacción positiva y el apoyo de la madre de la víctima al conocer el
    abuso es uno de los factores más importantes para la recuperación y
    superación de los efectos producidos. Hay madres que reaccionan
    negándoloporque tienen tan asumidos los roles machistas “que la han
    educado para ser dependiente” que lo más importante para ellas es
    mantener la familia a cualquier precio y esto es lo que más daño puede
    producir enlas niñas.
  • Recibir ayuda profesional y apoyo del entorno también ayudan a superar la experiencia vivida, evitando incluso consecuencias
    negativas para el futuro.
(Gráfico: Datos sobre el abusador)



¿Qué hacer si una niña, niño o adolescente
cuenta que está siendo abusada/o sexualmente?




Descubrir que han abusado de un menor
puede resultar algo demasiado angustioso para
cualquier persona. Sin embargo, nuestra primera
reacción es muy importante para la víctima
ya que muchas veces no lo cuentan porque piensan
que la gente no les va a creer. Por eso debemos:



  • Creerle, dar fiabilidad a sus palabras
  • Hacerle saber que no tiene la culpa de lo que
    le ha ocurrido. El adulto es el responsable.
    Decirle que se alegra de que se lo haya contado.
  • Transmitirle que otras niñas/os también han
    pasado por esa experiencia y que a partir de
    este momento ya no está sola/o. Animarle a
    hablar de ello.
  • Y pedirle permiso para pedir ayuda profesional
    especializada.
Es especialmente doloroso para una madre
saber que el abuso fue cometido por su marido
y especialmente importante para paliar sus
efectos, que su reacción sea positiva. En este
caso, también la madre es otra víctima y también
necesitará ayuda para asumir el hecho y
tomar las medidas oportunas.



¿Cómo evitar el abuso a menores?



Solemos enseñar a los menores que
siempre deben obedecer a las personas adultas,
haciéndoles creer que estas siempre saben
lo que está bien. A veces, les obligamos
a besar a personas cuando no desean hacerlo.
Esta educación contribuye a que puedan
producirse los abusos. Para evitarlos es importante:



  • Hablar con las niñas y niños de la existencia
    de abusos sexuales y de cómo se producen.
  • Enseñarles que tienen derecho a la privacidad
    de su cuerpo. Nadie debe tocarlo o
    mirarlo si no lo desea. Puede y debe negarse
    a ello.
  • Si alguien les mira o toca en una forma que
    no les gusta, deben contarlo enseguida.
  • Explicarles las formas en que los agresores
    tratan de intimidar para que guarden el abuso
    en secreto. Enseñarles que nunca deben
    guardar este tipo de secretos, aunque se lo
    pidan o les amenacen.
El trabajo terapéutico



En nuestras terapias de grupo, que llamamos
Talleres, partimos de la problemática
específica que presenta cada mujer y después
la generalizamos, haciendo el análisis social
de cada tema, para lograr que las participantes
tomen conciencia de la injusticia que se
promueve entre varones y mujeres, a partir
de la educación diferenciada que se nos da.
Analizando y reflexionando sobre nuestra
vida cotidiana, las relaciones con la familia,
la pareja, las/os hijas/os, el dinero, las relaciones
con los varones y con otras mujeres, etc.,
ellas mismas se dan cuenta de que su rol de
mujeres es algo aprendido y es la causa de
sus malestares y sufrimientos, pero a la vez
ven con esperanza que todo lo que es aprendido
se puede desaprender y por lo tanto,
cambiar.



Así, nuestra metodología va de lo particular
a lo social
, para regresar a lo individual
con nuevos elementos, con el fin de que
cada mujer encuentre (aunque en un principio
sólo sea en teoría) los cambios necesarios que
debe hacer para superar sus problemas.



Los Talleres terapéuticos son grupos
de trabajo interactivo, formados por 10 mujeres
y dos profesionales que planifican y
estructuran flexiblemente las sesiones. Las
participantes de estos grupos tienen problemáticas
y estilos de vida similares, de modo
que llegan a sentir que sus conflictos son
comunes al resto de sus compañeras, creándose
entre todas ellas una conciencia colectiva
que contribuye a romper la soledad y el
aislamiento al que están sometidas.



El objetivo de nuestro trabajo en los
talleres de incesto es que cada una de las
participantes elija la forma más adecuada
para ella de “sanar sus heridas”. En muchos
casos lo hará desenmascarando al agresor,
enfrentándolo, rompiendo el silencio, denunciando
su violencia o hablando con otros
miembros de la familia de la experiencia
vivida. A veces con las hermanas, descubriendo
en la mayoría de los casos que también
ellas han sido abusadas.



Para ello, trabajamos las siguientes áreas:



1. Aprender a verbalizar la experiencia
abusiva. Ponerle palabras y nombrarla.



2. Conocer y definir el origen y las causas
de los abusos sexuales y el incesto
como expresión de poder, violencia
y explotación contra las mujeres.



3. Tomar conciencia de que la experiencia
es común para muchas mujeres (no
es una excepción).



4. Aclarar la responsabilidad del agresor
y del sistema patriarcal, generador
de esta violencia.



5. Asumir la experiencia vivida, desculpabilizándose
como víctima.



6. Relacionar su comportamiento actual,
sus problemas y conflictos con
la experiencia abusiva vivida. Es decir,
reconocer los efectos del incesto
en sus vidas.



7. Identificar las secuelas que ha dejado
el incesto en su comportamiento sexual
y propiciar los cambios necesarios para
recuperar su sexualidad.



8. Sanar el dolor, aprender a recuperar su
sexualidad y a quererse desarrollando
la confianza, la autoafirmación y la
autoestima.



9. Entender que sus madres no son las
agresoras ni las culpables, sino otras
víctimas del agresor y del sistema.



10. Trabajar con el propio cuerpo para
reencontrarlo, valorarlo, quererlo, sensibilizarlo
positivamente.



11. Elaborar su propia carta de derechos.



Resultados de la terapia



Las sesiones terapéuticas del taller de
incesto se prolongan a lo largo de unos seis
meses, dos horas por semana y se complementan
con tareas individuales relacionadas
con cada sesión.



Los resultados obtenidos con las
mujeres que han recibido atención en “Entre
Nosotras” desde el año 1990 son medidos
a través de cuestionarios pre y postratamiento.



Los datos señalan que han disminuido
los sentimientos de culpa, rabia, asco,
odio, desconfianza, indefensión, amenaza y
traición. Han aumentado su autoestima y se
desenvuelven más saludablemente en su entorno.
También se produce una mayor aceptación
de su cuerpo, mayor sensibilidad y una
mejora de la percepción y comportamiento
sexual.



Carta Reclamación de sus derechos



Pero la mejor forma de exponer estos
resultados es a través de sus propias palabras,
plasmadas en el testimonio que ellas
mismas han elaborado, fruto del trabajo colectivo
de uno de los talleres. Esta es su contribución
a la creación de un lenguaje necesario
para que otras mujeres puedan seguir
hablando y escribiendo. Para que puedan
pasar de ser víctimas a ser personas libres.



MANIFIESTO

Nosotras, un grupo de mujeres que han sufrido la experiencia del
incesto, deseamos compartir con otras mujeres el proceso de
concienciación y superación de esta experiencia a partir de nosotras
mismas.




Por lo que entendemos que el incesto es un hecho mezquino y cruel
que hiere grave y dolorosamente nuestro yo más íntimo dejándonos
terribles secuelas en nuestra vida.




Por lo que tal experiencia nos ha provocado un gran sufrimiento y
sentimiento de culpabilidad, de rechazo hacia los demás y hacia nosotras mismas.




Nos ha creado además un fuerte sentimiento de inseguridad, de
desconfianza, de miedo y de odio. El incesto ha afectado a todas las
facetas de nuestra vida: nos ha creado enfermedades físicas y psíquicas y
ha contribuido a que nuestras relaciones
afectivas y personales (amistades, familia, compañeros, hijas/hijos,
etc.) sean conflictivas o poco duraderas.




Por lo que denunciamos y repudiamos con todas nuestras fuerzas
estos hechos por considerarlos una experiencia violenta, traumática y
egoísta.




Que gracias a poder reunirnos, hablarlo, compartirlo, llorarlo y
procesarlo juntas hemos logrado darnos cuenta de:




- Que se puede superar

- Que no somos culpables

- Que podemos expulsarlo de nuestras vidas

- Que ni somos ni estamos sucias




Y que todas unidas hemos sacado la fuerza necesaria para
liberarnos, verbalizarlo y así desdramatizarlo. Por lo que rogamos a
otras mujeres que se atrevan a romper las cadenas y salgan de la prisión
en la que nuestro gran secreto nos ha tenido inmovilizadas. Para
lograrlo, para liberarnos, tenemos que estar acompañadas por otras
mujeres, compañeras de dolor, y así juntas, sintiéndonos que escuchas y
que eres escuchada, que comprendes y que eres comprendida, que aceptas y
eres aceptada, que respetas y eres respetada, encontrarás la armonía y
la paz dentro de ti y alcanzarás la
LIBERTAD POR LO TANTO ¡DENUNCIA LOS ABUSOS SEXUALES!
BUSCA AYUDA EN UN/A AMIGO/A, UN PROFESIONAL, CENTRO, ETC.




¡NO TE CALLES, NI LO ESCONDAS COMO UN PECADO O COMO ALGO DE LO QUE TENGAS QUE AVERGONZARTE!



Bibliografía



  • Espacio de Salud Entre Nosotras. “Contra el Incesto. ¡Rompamos el silencio!”. En el monográfico “Las niñas. Revista
    Infancia y sociedad”. Editado por el Ministerio de Asuntos Sociales. 1991
  • Mass Hesse, Blanca. “Abusos sexuales en la infancia”. En Mujer y Salud Mental. Editado por la Asociación de
    Neuropsiquiatría. Madrid 1993.
  • Semillas para el cambio. En el Boletín de Centro de Ayuda a Víctimas de Violación, de San Juan de Puerto Rico.
    Números 2 y 3.
  • W. Bezemer y otras. “Después del Incesto”. Cuadernos Inacabados. Serie Salud. Número 14, Madrid 1994
  • Ellen Bass y Laura Davis. “El coraje de sanar”. Editorial Urano, 1995.





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